Cada vez se hace más difícil abrir las redes sociales, a diario nos enteramos de desapariciones de mujeres, hombres, niñas y niños; hechos que antes eran aislados y lejanos ahora se han vuelto continuos y cercanos.
Duele y duele mucho la indolencia de las autoridades, cala hasta los huesos la burla del Presidente Andrés Manuel López Obrador,
un jefe de Estado que pide que los feminicidios no entorpezcan su dichosa rifa, en lugar de ponerse a trabajar y brindar seguridad a las y los mexicanos.
Fátima, Ingrid, Lupita, Brenda, Mariana, Mercedes y Andrea, son solo algunos de los nombres de las 2 mil 833 mujeres que han sido asesinadas en México, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Señor López Obrador, esto no es juego, no es un acto hecho por sus opositores para golpear su indolente gobierno, y obviamente el neoliberalismo tampoco tiene nada que ver.
La pinta de monumentos no es más que un grito desesperado de las madres, padres, hermanas, hermanos, amigos y de toda la sociedad que está harta de no poder caminar libremente por las calles, Presidente me da pena que no escuche este reclamo; ya basta de echar culpas sus 18 años en campaña debieron haberle servido para realizar un diagnóstico de como poder arreglar cada asunto que Usted aferradamente denostaba.
México requiere políticas públicas que vayan encaminadas a garantizar una vida sin violencia; hoy exigimos castigo para los que cortan las alas de nuestras mujeres, basta de pedir para los delincuentes amor y respeto a sus derechos.
Hoy más que nunca EXIGIMOS JUSTICIA PARA TODAS.
