Históricamente México ha sido y sigue siendo un país de desigualdades, pese a los nuevos enfoques del discurso político. Para ser sinceros no ha variado mucho, desde el gobierno federal, estatal y municipal, manejan el mismo lenguaje.
En este mes de junio en el gobierno federal
se han dado de baja tres mujeres al frente de dependencias importantes,
entre ellas Asa Christina Laurell, titular de la Subsecretaría de Integración y Desarrollo de Salud (SIDSS), María Gómez Pérez, titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), y Mónica Maccise titular del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) esta última fue la más cuestionada por ciertas circunstancias que a la autoridad máxima, Andrés Manuel López Obrador, no gustaron y al momento cuestionó su eficiencia y utilidad, sugiriendo desaparecer tal organismo; sin embargo más tarde declaró que no desaparecería por el hecho de que esa persona no tenía convicciones en contra del racismo y la discriminación,
“basta de simulaciones”
dijo en su discurso, al anunciar que sería una mujer indígena quien a hora lo representaría.
Las tres mujeres frente a temas importantes como: salud, discriminación y víctimas,
se fueron por causas de falta de apoyo, compromiso, presupuesto, y presión.
Ante esta pandemia, no sólo en el ámbito político, son las mujeres las más vulnerables en ser despedidas o sufrir mayor reducción en su salario.
La pobreza y la marginación para las mujeres se recrudece, varias son jefas de familias emprendedoras, formales e informales que sufren la limitación salarial ante esta pandemia, desatando mayor endeudamiento ya sea recurriendo a los jiotistas o instituciones financieras.
En México 3 de cada 10 mujeres, son Jefas de familia, de acuerdo a datos obtenidos del INEGI, en 2018 el 28.7 por ciento de los hogares en México son encabezados por mujeres, sin embargo tienen un ingreso por trabajo menor del 60.6% que los hogares en los que la persona de referencia es un hombre.
Son al menos 9.2millones de mujeres que destinan sus ingresos al hogar. Como consecuencia
en tiempos de pandemia el desafío y sacrificio es mayor para ellas, quienes son las primeras expulsadas del mercado laboral y del sistema, develando crudamente la desigualdad de género.
